Sobre Las Olas de Juventino Rosas

Sobre las Olas de Juventino Rosas

Por Guadalupe P. Quintana P.

“El único otro vals que le disputa al “Danubio Azul” el privilegio de ser tocado todos los días, a cada hora es “Sobre Las Olas”, la composición musical mejor conocida entre todas las producidas por las artes mexicanas.”
José Emilio Pacheco, autor mexicano.

Hacia finales del siglo XIX un vals mexicano conquistó al mundo. Las notas de Sobre las olas, de un desconocido músico mexicano, inundaron la atmósfera de salones de baile, parques y ferias de las principales ciudades europeas, cuyos habitantes, deleitados, las escucharon, bailaron y aplaudieron como si fueran propias.

Ya desde principios de ese siglo el vals, como género musical, había conquistado el corazón de los europeos. Inspirada en el espíritu del movimiento romántico alemán, esta danza contenía como ninguna otra, con su movimiento, sus giros, su cadencia –la palabra vals deriva del verbo alemán walzen: girar, revolotear-, algunos de los valores que revolucionaron a la Europa de finales del XVIII: los ideales de libertad, expresividad, movimiento. La popularidad de este baile se extendió a todo el Viejo Mundo sus mayores músicos –desde Beethoven, Mozart y Haydn hasta, muy especial mente, Johannes Strauss- compusieron valses. Toda Europa se enamoró del vals. El vals –dice José Emilio Pacheco– “fue el rock del siglo XIX, la primera música que resonó al mismo tiempo en todo el planeta y simbolizó el vértigo, la proximidad y el alejamiento del deseo.”

Este vértigo pronto atravesó el Atlántico y encontró terreno fértil en la sociedad mexicana del último cuarto del diecinueve. En nuestro país el popular baile de salón se identificó, con toda su cadencia, su encanto, su brillo, con el espíritu de bonanza y sofisticación que se respiraba en los altos círculos sociales durante el gobierno de Porfirio Díaz (1876-1911). Como la polka, la mazurka, el chotis y otros bailes que entonces causaban furor en Europa, el vals fue adoptado y adaptado por los mexicanos, transformado a nuestro modo de ser y de sentir: la alegre danza europea adquirió en nuestra tierra una melancolía que se convirtió en su sello de identidad.

A Lupe, y para qué en el Casino?

A Lupe, y para qué en el Casino?

A Lupe, y para qué en el Casino? Tres danzas para piano de Juventino Rosas

Los románticos acordes del vals mexicano Sobre las olas se convirtieron desde entonces, por extrañas razones, en un himno universal, una hermosa pieza musical que aún hoy nos transporta mágicamente a nuestra infancia, a la fantasía de una feria de pueblo, al vértigo asombroso de un circo, a la emoción contenida en el pecho palpitante ante el suave volar de un trapecista… El autor de este vals fue un bohemio mexicano llamado Juventino Rosas, un joven genio musical que en sólo ocho años de creación compuso más de cien obras de concierto y una ópera; un hombre de cuna campesina que en sus veintiséis años de vida conoció la gloria de la fama, pero también los caprichos del destino y los infortunios del amor.

Juventino Rosas

Juventino Rosas

Juventino Rosas en sus años mozos

Juventino Rosas, el vértigo de una vida breve

Era un bohemio. Daba, por casi nada,
por un tabaco, por un ajenjo, por un beso,
sus alondras, lo alado de su alma.
Manuel Gutiérrez Nájera, poeta mexicano

Juventino Policarpo Rosas Cadenas nació el 25 de enero de J 1868 en un pequeño pueblo del estado de Guanajuato hoy llamado Santa Cruz de Juventino Rosas, en el centro del país. Su padre, Juan de Jesús Rosas, hombre del campo que había servido al país tocando el arpa en una banda militar, le enseñó desde muy chico a tocar el violín, para formar con sus tres pequeños hijos- él al arpa, Manuel a la guitarra, Juventino al violín y María Patrocinio a la voz- un conjunto musical que, muy a la usanza de los pueblos mexicanos, tocaba sones abajeños y otros aires regionales en los bailes y festividades de Santa Cruz y sus alrededores.

Buscando una mejor vida, en 1875 los Rosas emprendieron la aventura de recorrer a pie los cuatrocientos kilómetros que los separaban de la ciudad de México, la gran capital. Juventino tenía entonces sólo siete años de edad, y ya tocaba hábilmente aires y canciones en un rústico violín de palo blanco comprado en la sierra.

Pieza musical dedicada al Presidente General Porfirio Díaz

A dance piece dedicated to the President General Porfirio Díaz
Baile dedicado al Presidente General Porfirio Díaz

Los Rosas se instalaron en el barrio de Tepito, uno de los más populosos y bravos de la capital mexicana, en –como un presagio– la calle de La Amargura. Primero tocando en las calles del barrio con el conjunto familiar, después hueseando con otros grupos musicales de los mismos rumbos, a los pocos años Juven tino ya era popular lo mismo en fiestas de arrabal que en tertulias y salones de baile de la alta sociedad mexicana, donde deleitaba a los concurrentes con sus solos de violín. Su vida, como en un vals, se convirtió en un vértigo.

A los dieciocho años el joven violinista ya había realizado lo que a otros músicos les demoraría una vida entera: había tocado en, y dirigido, algunas de las orquestas de mayor renombre de México; había acompañado a la famosa diva Angela Peralta, el ruiseñor mexicano, en su última gira por el país; había interpretado un solo de violín en el Teatro Nacional, ante la presencia del presidente Porfirio Díaz, lo que le había valido el reconocimiento público; había cursado estudios musicales en el Conservatorio de Música; había sido miembro, como su padre, de una banda militar; había compuesto la marcha guerrera Cuauhtémoc y algunas piezas de salón como Ensueño seductor, La cantinera, Sueño de las flores, Te volví a ver y al parecer, el vals Sobre las olas.

Teatro Nacional

National Theater
National Theater in Mexico City

Pero para entonces, también, había perdido ya a todos los miembros de su familia; había conocido la dicha del amor y el dolor del desamor; había vivido la angustia de las deudas y el insomnio de la soledad y del alcohol…

Genio, virtuosismo, fama y gloria, pero también –como en el vaivén de un trapecio–pobreza, dolor, amargura, soledad y alcohol fueron parte de su vida hasta su prematura muerte en 1894, en Surgidero de Batabanó, Cuba, lejos de la tierra que lo vio nacer y crear.

Doña Carmen Romero Rubio de Díaz

Doña Carmen Romero Rubio de Díaz
Doña Carmen Romero Rubio de Díaz, la musa de “Carmen”

Junto al manantial

Hay quien dice que fue por el pueblo de Contreras, al sur de la ciudad de México, y después de una noche de fiesta, y quien sostiene que fue en Cuautepec, en las cercanías de la Basílica de Guadalupe, al norte de la capital, y tras desertar de la banda militar en la que tocaba, donde Juventino Rosas escribió su vals Sobre las olas. Pero dondequiera que haya sido, el hecho es que fue en un bosque, bajo la sombra de los sauces y a la vera de un manantial, donde el adolescente y enamorado músico, inspirado por el suave murmullo producido por la corriente del agua, compuso la obra que lo inmortalizó.

Bautizada primero por él como Junto al manantial, después se le dio el nombre de Sobre las olas, pues más que el rumor de un manantial la nueva melodía evocaba el vaivén de un barco sobre las olas del mar; y con la dedicatoria “A la señora Calixta Gutiérrez de Alfaro, noble dama protectora de artistas”, lo ofrendó en su santo a su benefactora, ante el alborozo de quienes escuchaban por primera vez este hermoso vals.

El éxito seguía al músico, pero las deudas lo perseguían. No bien había alcanza¬do la nueva composición popularidad cuando su autor decidió vender sus derechos, junto con los del chotis Lazos de amor, a la editora musical Casa Wagner y Levien, por la cantidad de cuarenta y cinco pesos. Con ello Sobre las olas no sólo se volvió un inmediato éxito comercial –la Casa Wagner hizo varias ediciones que le significaron ganancias por más de cien mil pesos-, sino que fue incorporada por el público mexicano, para siempre, a las deliciosas páginas de su repertorio musical.

Rotonda de los Hombres Ilustres en la Ciudad de México

Rotunda of Illustrious Men in Mexico City

En 1909 los restos mortales de Juventino Rosas llegaron a nuestro país. Desde 1939 descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres en la Ciudad de México.

 Y desde aquí, con el nombre de Over the waves, en inglés, y de “Ueber den wellen”, en alemán, atravesó sobre las olas del Atlántico hacia el Viejo Continente, patria del vals, donde desde entonces llena con sus melancólicas notas los corazones de sus habitantes, pocos de los cuales saben que tan hermosa melodía se le debe a un mexicano llamado Juventino Rosas.

Fotos del Archivo Clio, Fototeca Nacional / 26611

Leer más:

  1. Barreiro Lastra, Hugo. Album musical de Juventino Rosas. México: Gobierno del Estado de Guanajuato, 1994. ISBN: 968-6170-70-7
  2. Alvarez Coral, Juan. Juventino Rosas. Su vida y su obra. México: Sociedad de Autores y Compositores de. Música, 1972.

Última modificación el día 10/03/2022 por Puerto Vallarta Net